lunes, 11 de marzo de 2013

                     Estadio Lluís Sitjar






El Estadio Lluís Sitjar fue un campo de fútbol de Palma de Mallorca. Se inauguró en 1945 y fue el estadio oficial del RCD Mallorca hasta el año 1999. El Estadio Lluís Sitjar anteriormente llamado Es Fortí, contaba con un aforo inicial de unas 15.000 personas y unas dimensiones de 103x69 metros, fue inaugurado oficialmente el 23 de septiembre de 1945, en el primer partido de liga de Segunda División de España, ante el Xerez CD. El resultado final,sería un 3-0 favorable al RCD Mallorca. Tendría el honor de marcar el primer gol,el jugador Miquel Sans. En 1955, el estadio de Es Fortí, pasaría a llamarse Lluís Sitjar, en memoria del presidente que impulsó su construcción. En sucesivas ampliaciones, el aforo del estadio llegaría hasta los 31.000 espectadores, pero en 1998, ante las nuevas normas de seguridad, se reduciría de nuevo su capacidad hasta los 18.000 localidades. En el verano de 1999, el RCD Mallorca se trasladó a Son Moix.
La propiedad del Lluís Sitjar está dividida en 666 participaciones, de las que unas 200 están en poder del RCD Mallorca y la mayoría de las restantes las controla la Asociación de Copropietarios.

Hasta la conclusión de la temporada 2007, el estadio fue utilizado por el RCD Mallorca B. En verano de ese mismo año, tanto los copropietarios como el club se desentienden de su mantenimiento, quedando en un estado de total abandono, lo que ha incidido en su importante degradación.
Recientemente, el consejo de administración del RCD Mallorca ha decidido elaborar un proyecto que posibilite el regreso del club al Es Fortí, como uno de los objetivos del programa del centenario a cumplir en el año 2016.

El 15 de noviembre de 2011 el estadio se quemo en un incendio.

El viejo Lluís Sitjar tenía todo aquello de lo que adolece Son Moix: cercanía, calor humano, presión para el contrario y carácter, mucho carácter. Su estado, lamentablemente, era (y sigue siendo) deplorable. El paso de los años ha hecho mella en el viejo coliseo palmesano, por ello el club se vio obligado a buscarse un nuevo hogar.

El Sitjar es historia viva, de momento, del mallorquinismo. Los diversos ascensos de categoría (en 1960 el primer ascenso a Primera), las hazañas coperas (las finales del 91 y el 98 frente al Atlético de Madrid y al Barça respectivamente), la clasificación para la UEFA y el quinto puesto liguero de la 97/98, …, son recuerdos imborrables asociados indefectiblemente al graderío del Lluis Sitjar, a su ambiente, a aquel aroma a estadio de pueblo, en unos años en los que el feliz peregrinar desde el estadio hasta la Plaza de las Tortugas (habitual lugar de celebración en el centro de Palma de los éxitos mallorquinistas) se convirtió en todo un ritual. Muchas fueron las hazañas conseguidas en aquel estadio, pero también muchos los sinsabores. Unas y otros forjaron el espíritu de un estadio inolvidable para el aficionado isleño.

El lamentable estado en el que se encontraba el estadio a finales de la pasada década a causa de la dejadez y de una más que necesaria reforma que nunca llegaba, y las nuevas normas de la UEFA en lo referente a la seguridad en los estadios, propiciaron que el RCD Mallorca, controlado entonces económicamente por Antonio Asensio, tuviera que plantearse el cambio de casa. Aprovechando la circunstancia, el Ayuntamiento, como una medida de urgencia para paliar los gastos de construcción de Son Moix, ofreció al club la posibilidad de convertirse en cesionario del uso del nuevo coliseo mallorquín por un período de 50 años. Aquella medida facilitaba las cosas, ya que no obligaba al club a emprender la costosa construcción de un nuevo estadio y además le permitía hacer efectiva la mudanza en apenas un mes. Dicho y hecho, en el verano de 1998, y tras haber conseguido la que hasta el momento era la mejor clasificación de su historia, al quedar 5º clasificado de la mano de un debutante Héctor Cúper y conseguir plaza para la Recopa de Europa después de caer en la final de Copa del Rey ante el Barça, el RCD Mallorca despedía 53 años de historia de su viejo fortín con una fiesta sobre el césped a la conclusión del que fue el último partido del equipo en aquel entrañable estadio.

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