viernes, 1 de febrero de 2013

     Holanda 74:La naranja mecanica






El Mundial que disputó Holanda, en 1974, es (y será) muy recordado. Con la base del Ajax de Amsterdam multicampeón llegó el equipo holandés a Alemania. Casi en silencio. Pronto comenzó a llamar la atención de todos, tanto que hasta fue apodado “La naranja mecánica” (el apodo se basó en el nombre de aquella película de 1972, de Stanley Kubrick), por su estilo de juego. Es que, realmente, se merecía ese apodo. El equipo practicaba lo que se dio en llamar “fútbol total”, que vino a revolucionar la táctica del mundo del fútbol por aquellos años. El “fútbol total”, básicamente, hacía referencia a que todos los jugadores podían hacer cualquier de las dos cosas: atacar o defender. Claramente los futbolistas tenían sus posiciones, pero no se ajustaban a ellas. Un zaguero podía jugar, durante pasajes del partido, en la delantera y el lugar dejado por él era cubierto por un delantero. Todos atacaban, todos defendían, todos corrían. El cerebro de un equipo que también se basaba en un excelente estado físico y en una asfixiante presión al rival, era Johan Cruyff, el mejor jugador de la historia del fútbol holandés y uno de los más grandes de todos los tiempos. La “máquina” era dirigida por Rinus Michels, hombre clave de esta historia. 

El primer partido de Holanda fue contra Uruguay. Chocaron dos mundos: la revolucionaria Holanda contra el atraso técnico-táctico-futbolístico uruguayo. El que vio ese partido no lo olvidará jamás. Holanda se presentaba ante el mundo frente al mítico Uruguay, que nunca se encontró en el campo de juego y que apenas si cruzó dos veces la mitad del campo. La avasallante “Naranja Mecánica” ganó por 2-0 (Rep 2), simplemente porque fallaron goles a granel. El mundo empezaba a conocer a estos 11 naranjas, que no respetaban posiciones o viejos mandatos futbolísticos. Es más, ni la numeración de las camisetas respetaban: los números fueron otorgados en base al orden alfabético de los apellidos de cada uno de los jugadores. Por ejemplo, el portero Jan Jongbloed usó la 8 y el ariete suplente, Rud Geels, la 1. 

El segundo partido de los holandeses fue contra una rocosa Suecia. Finalizó 0-0. No fue un gran juego: los holandeses lo intentaron, pero pasaron algunos sofocones en defensa. 
El tercer y último juego de la fase de grupos fue contra Bulgaria. Holanda venció 4-1 (Neeskens 2p, Rep y De Jong), tras un primer tiempo un tanto duro y una segunda etapa en donde afloró todo el fútbol total y donde los búlgaros no supieron en donde estaban parados. 

Los naranjas clasificaron como primeros de grupos, pero la verdad se iba a ver en la segunda fase del torneo. Ahí se iba a probar lo buenos que eran estos holandeses. 


El Mundial de Alemania 1974 no se valdría (al igual que pasó en Brasil 1950) de partidos eliminatorios para alcanzar la final. Se conformarían dos grupos de 4 equipos; los ganadores de cada uno de ellos disputarían la gran final. 

El primer rival de Holanda en su grupo fue Argentina, una Argentina que llegó a los tumbos a esa instancia, a pesar de tener un buen equipo. La Naranja Mecánica, ratificando cada día más ese apodo, no dejó dudas: la aplastó por 4-1 con paseo incluido. Cruyff por 2, Johnny Rep y Ruud Krol anotaron los goles. Los tulipanes se perfilaban como los ganadores del grupo. 

Alemania Oriental esperaba de cara al segundo patido. Fue 2-0 para Holanda (Neeskens y Rensenbrink). Un triunfo menos brillante que los anteriores, pero totalmente merecido. Fue como si los holandeses, conscientes de su superioridad, bajaran un poco las revoluciones como preparándose para lo que podría ocurrir más adelante, donde partidos de más nivel serían su desafío. Sin despreciar a nadie, sabían que a los alemanes les iban a ganar tarde o temprano. Y así fue. Ahora, definirían el pase a la final con el vigente campeón del mundo: Brasil. 

Con el empate eran finalistas. Holanda estaba igualada en posiciones con Brasil (ambos con 6 puntos), pero con mejor diferencia de goles (+5 contra + 2). Se pensaba que los verdeamarelhos iban a ser el rival más fuerte con el que se toparía Holanda desde el inicio del torneo. Y fue así. Ya sin Pelé, Tostao, Gerson ni la brillantez de 1970, pero con Jairzinho, Rivelino y mejor cubiertos en posiciones como el arco, con Emerson Leao, y la zaga, con Luiz Pereira. Ganó 2-0 Holanda. El partido se presentó fuerte, con ambos equipos cambiando ataque por ataque. El primer tiempo finalizó 0-0, pero ,en 15 minutos, Neeskens y Cruyff, anotaron los dos goles que sentenciaron el juego. Holanda era finalista por primera vez en su historia… Llegaba con el merecido cartel de favorita a la final con el local Alemania. Los holandeses a 90 minutos del sueño de campeón del mundo. 

Alemania Federal no era cualquier equipo. Era el local, el campeón europeo reinante y había finalizado en el tercer puesto en México 1970. Contaba, entre sus filas, con jugadores tales como Maier, Beckenbauer, Breitner, Overath y Gerd Muller, entre varios de primer nivel. El inicio del partido de los holandeses fue digno de un campeón mundial. Sacaron del centro y, sin que los alemanes llegaran a tocar el balón, los naranjas se aproximaron al área. Allí fue derribado Cruyff por Uli Hoeness, cuando se encaminaba a convertir un gol que, seguramente, hubiese quedado como el mejor gol de la historia de los mundiales, por lo menos hasta que Maradona hubiese anotado el suyo ante los ingleses, en 1986. 


Neeskens cambió la pena (pitada por el colegiado Jack Taylor, de Inglaterra) por gol. 1-0 a los 2 minutos. Los alemanes sólo habían visto pasar la pelota sin poder llegar a tocarla. Solamente le habían visto el número de la camiseta a los holandeses: el 14 de Cruyff, el 13 de Neeskens, el 16 de Rep.

Mejor comienzo, imposible. Sin embargo, nada fue lo que parecía. Alemania, con todo el apoyo de su público, se fue acercando al arco holandés. A los 25 minutos Breitner empató de penalty y, dos minutos antes de la finalización del primer tiempo, Gerd Muller, el impresionante atacante alemán, anotó el segundo gol ante la sorpresa de todos. Para la segunda mitad los tulipanes se fueron al ataque y contaron con algunas oportunidades para empatar, que no fueron concretadas. El tiempo se le iba a Holanda y a un Cruyff implacablemente marcado por Berti Vogts. 

La historia dijo que el campeón fue Alemania y que Holanda se retiró cabizbajo tras su segundo puesto. 

Lo que no dijo la historia fue que Holanda, a pesar se ser segundo, también fue campeón. Porque el éxito de una empresa deportiva no sólo tiene que estar determinado por los títulos… 

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