jueves, 7 de febrero de 2013

                    Genoa Vs. Sampdoria






Inter-AC Milan, Lazio-Roma, Juventus-Torino: no faltan candidatos al derbi más intenso de Italia. Pero cuando se habla del más bonito, la respuesta es unánime: el "derbi del faro" entre el Genoa y el Sampdoria inflama periódicamente Génova e ilumina el resto del país. "Yo he tenido la suerte de vivir los derbis más grandes, pero ninguno desprende el perfume de la Lanterna", confirma Marcello Lippi, ex entrenador de la Juve y el Inter. "Es menos venenoso que los demás, y acaso por eso sea el más bello".

Los tifosi viven con una pasión singular la rivalidad genovesa, relegada por los medios de comunicación a segundo plano por detrás de la de Milán, Roma o Turín. Debido a las estancias más o menos prolongadas de los dos equipos en la Serie B, el derbi se había dejado ver poco en los últimos años, pero el renacimiento de los dos clubes lo ha devuelto al candelero. Está en mente de todos mucho antes del día D, y permanece en las conversaciones populares mucho tiempo después, porque los vencedores se encargan de recordar interminablemente a los perdedores la última gesta. En Génova, el derbi no dura 90 minutos sino los días que separan un derbi del siguiente.

El faro (lanterna) que domina la ciudad y sirvió de guía a innumerables barcos, entre los que destacan los de los almirantes genoveses Andrea Doria y Cristóbal Colón, ha dado asimismo su nombre al encuentro que enfrenta al club más añejo de "la bota", el Genoa Cricket and Football Club, y a uno de los más jóvenes bajo su denominación actual, el UC Sampdoria. Fundado en 1893, el Genoa había conquistado nueve Scudetti y una Copa de Italia antes de que el Sampdoria viera la luz del día. La Samp, nacida en 1945 de la fusión de la Sampierdarenese y la Società Andrea Doria, enseguida se convirtió en el mayor enemigo de los Grifoni, y se forjó un palmarés más que honorable durante su época dorada de los años 90 bajo el impulso del dúo Gianluca Vialli-Roberto Mancini.

En una urbe donde la pasión y la exageración forman parte de lo cotidiano, la rivalidad deportiva adquirió rápidamente proporciones desmesuradas entre los seguidores rossoblu (azulgranas), situados en el centro de la ciudad, y los doriani, procedentes de los distritos periféricos. La animosidad entre los dos bandos se exacerbó además por el nacimiento en las tribunas del estadio Luigi Ferraris del primer grupo de ultras de la historia, los Ultras Tito, bautizados así en honor de Ernesto "Tito" Cucchiaroni, delantero argentino que fue protagonista de los días de gloria de la Samp entre 1958 y 1963. Los tifosi del Genoa no tardaron en plantarse enfrente. Tanto es así que, desde hace unos 50 años, los derbis se disputan sobre el campo pero también en las gradas, donde los hinchas de ambos conjuntos rivalizan en imaginación. Una razón más para que "el derby del faro" sea considerado el más vistoso de Italia y uno de los más hermosos del mundo.

El Sampdoria no perdió el tiempo en demostrar al Genoa que no lo tendría fácil para acaparar la representación local. En su primer enfrentamiento, acaecido el 3 de noviembre de 1946, los blucerchiati (camiseta azul con una banda horizontal blanca, roja y negra) infligieron un severo correctivo de 3-0 a los rossoblu. Desde entonces, los dos equipos han cruzado espadas en 84 ocasiones, y el más reciente de los dos clubes ha ratificado esa tendencia inicial. A los 30 triunfos de la Samp, los Grifoni (grifos, animales mitológicos mitad águila y mitad león) sólo pueden contraponer 20; los 34 partidos restantes acabaron en tablas.

En el plano individual, un delantero de cada bando puede jactarse de haber inscrito cinco goles en la portería del rival: Guglielmo Trevisan para el Genoa y Adriano Bassetto para la Samp. Giuseppe Baldini, por su parte, obró un tanto con el ancestro de la Samp, el Andrea Doria, tres con el Sampdoria propiamente dicho, y uno con el Genoa después de su traspaso a las filas del enemigo durante la temporada 1950/51.

El estadio Luigi Ferraris, también llamado Marassi por el nombre del barrio en el que se ubica, hierve en cada reedición del derbi. Aunque el Genoa soporta desde hace unos decenios la etiqueta de inferior en contraste con el palmarés de la Samp —campeón de la Recopa de 1991, campeón de Italia ese mismo año, y subcampeón de la Liga de Campeones de la UEFA 1992— el más antiguo de los dos clubes no pierde ocasión de recordar a su adversario que no será nunca más que el segundo. "Para nosotros los rossoblu, el derbi es una manera de batirse con los usurpadores", declaró en su momento Andrea D'Angelo, Vicepresidente de los genoani en los años 80. "Como para decirles: 'Nosotros llegamos antes'; como para darles a entender que ellos llegaron irremediablemente después. Y nosotros nos sentimos como el equipo de la ciudad, mientras que ellos no son más que un equipo de barrio".

El Presidente actual echó más leña al fuego en otoño de 2009 al afirmar antes del encuentro de liga: "Ya sabemos cómo va a terminar el derbi. Quedaremos por delante de la Samp y durante mucho tiempo".

Por su parte, Luigi Delneri, ex jugador blucerchiato, en uno de los derbis que disputó marcó un gol de córner directo que desató el éxtasis entre los aficionados del Sampdoria. Entrenador del club en la actualidad, sabe lo que este enfrentamiento representa en el corazón de los tifosi. "No es un partido, es el derbi. Al terreno sólo saltan dos equipos, pero ahí está la ciudad entera", explica el técnico doriano. "Es como una final de Champions League. Llegar con ventaja en la clasificación no quiere decir nada. No disponemos de dos resultados de tres para no perder; sólo tenemos uno: la victoria".

Durante uno de esos duelos urbanos en el año 1981, los seguidores de la Samp rebajaron la tensión de una manera original. Se les ocurrió soltar por el campo conejos vestidos con la camiseta rossoblu, y hubo que interrumpir el partido durante cerca de una hora para que el zoo improvisado se reconvirtiera en estadio de fútbol.

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