domingo, 17 de febrero de 2013

               Christopher Nussa Ohen






Christopher Nussa Ohen,Nacido en Nigeria, en la ciudad de Benin Town.

Su salto a España se dio de la mano del Real Madrid. Venía de debutar en la liga de su país con el Julius Berger, donde llamó la atención de los observadores madridistas. Ohen era uno de los representantes de una generación en la que también estaban el "príncipe" Peter Rufai (arquero del Deportivo durante varias temporadas), Celestine Babayaro (Chelsea), Taribo West (Inter de Milan), Finidi George (estrella del Betis de Lopera a finales de los 90), Tijani Babangida (eterna promesa del Ajax), Nwankwo Kanu o Mutiu.

Ohen tenía presencia en área y potencia. Al mismo tiempo, era un jugador sensible a las lesiones. Cuando el Real Madrid le trae a España lo hace en colaboración con el Castellón, si hasta su llegada a Santiago no disfrutó de continuidad ni de un proyecto claro.

Con el Compos firma en 1991, pero una lesión (la primera de muchas) le dejó casi en blanco. Disputó apenas cinco encuentros y no consiguió anotar ningún gol. Sin embargo, poco a poco fue consiguiendo mejores datos de participación, de la mano de los que vinieron los tantos.

En su segunda temporada jugó 23 partidos y anotó 7 goles. Mejor aún le fue un año después: en la 1993-1994, año del ascenso a Primera División, disputó 34 partidos y marcó 13 tantos. El cariño de la afición le arropó desde entonces. Un tímido Ohen saludó a la afición durante los festejos del ascenso y, sin apenas articular palabra, se ganó una de las mayores ovaciones de la noche. 
Ya en Primera, el Compostela contó con él como uno de sus delanteros titulares. Su primer año en la élite (1994-1995) le valió para confirmar un muy necesario buen estado de forma, debido a sus problemas con las lesiones, gracias a lo que pudo disputar unos 31 partidos. Ohen anotó catorce goles. Un año después, en 34 partidos, anotó 11.

Sin embargo, su mejor año fue la temporada 1996-1997. Con Fernando Vázquez en el banquillo, Ohen se nutrió de la clase de centrocampistas ofensivos como el inolvidable Fabiano, el rápido Popov o el "hermanísimo" José Ramón para hacer 17 tantos. Si unimos el aporte de Penev y Christensen, es evidente que aquel Compostela tuvo un ataque muy solvente.

Los 17 goles de Ohen no fueron el único motivo de su fama. Ayudó también un célebre reportaje del extinto programa "El día después" en el que Ohen reveló que siempre jugaba con calentadores lilas porque le daban suerte.

Quizá en su mejor momento, Ohen volvió a lesionarse. Ocurrió además durante la temporada 1997-1998, en la que anotó 6 goles en los escasos 19 encuentros que pudo disputar. Tuvo entonces algunos enfrentamientos con la directiva, y la situación en Santiago le acabó empujando a emigrar a Turquía en calidad de cedido. ¿Su entrenador en su nuevo club? Un viejo conocido de la afición española: John Benjamin Toschack.

Para el Besiktas consiguió 10 goles en 17 partidos, lo cual evidencia que su olfato goleador siguió ahí, pero lo mismo se puede decir de sus lesiones musculares, una constante en su carrera. Volvió a Santiago tras esa temporada, pero aquel periplo fue mucho menos memorable que el primero. Pocos partidos disputados y pocos goles ensombrecieron parte del gran legado que dejó antes de hacer las maletas a Turquía.

Sus pasos se empiezan a perder entonces. Ohen se fue al Leganés y apenas consiguió disputar partido alguno. Buscó suerte en el Bristol británico, con una serie de pruebas que no acabaron de salir adelante. Ante esta situación, Ohen hizo las maletas rumbo a su Nigeria natal donde reside tras haberse retirado en el mismo club para el que debutó como profesional: el Julius Berger.

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