martes, 12 de febrero de 2013

                Mundial de Italia 1990






Una Copa Mundial de la FIFA decepcionante, con demasiado fútbol defensivo y muchos partidos que se decidieron desde el punto de castigo. La final entre Alemania Occidental y Argentina fue la menos atractiva de la historia.

Argentina se convirtió en la primera selección que no lograba marcar en la final y, también, en la primera que sufría no una, sino dos expulsiones en el último encuentro. Italia, el país organizador, defraudó a lo largo de todo el torneo y fue eliminada en semifinales por Argentina desde la línea de nueve metros. En la otra semifinal, Alemania Occidental venció a Inglaterra, también en los penales. 

La Copa Mundial de la FIFA 1990 fue la cúspide de la carrera de Roger Milla. A la edad de 38 años, se había despedido del fútbol de máximo nivel para jugar en el JS Saint-Pierroise, un modesto equipo de la Isla de Reunión. Sin embargo, volvió de su retiro para dejar una huella memorable en la Copa Mundial de Italia, llevando a Camerún a cuartos de final.

Después de México, en 1986, la XIV Copa Mundial de la FIFA volvía a Europa: a Italia, una poderosa nación futbolística en donde no se iba a reparar en gastos para hacer que la competición fuese un éxito rotundo. Se hicieron reformas completas en diez de los doce estadios de la Copa Mundial de la FIFA, y los otros dos (los de Turín y Bari) fueron construidos desde cero especialmente para el acontecimiento.

Italia 90, un campeonato recordado por las gestas de Milla, Schillaci y Goycochea, se convirtió finalmente en propiedad de los alemanes. Al conseguir su tercer título, Alemania pasó a ser, junto con Italia y Brasil, la nación más laureada del torneo.

Aunque en la ronda previa participaron menos países que en 1986 (112 en lugar de 121), llegar a la fase final resultó ser igualmente difícil. Entre los equipos que se quedaron en el camino estaban Dinamarca, Portugal e, incluso, Francia, semifinalista de 1986, que había nombrado a Michel Platini seleccionador en sustitución de Henri Michel.

Con excepción de Costa Rica, que llegó a octavos de final en su primera participación en el torneo, la primera ronda no deparó grandes sorpresas. No obstante, hubo tres jugadores (Roger Milla, Salvatore Schillaci y el portero argentino Sergio Goycochea) que enfervorizaron a las masas. Milla, que volvió de su retiro para jugar en la competición, se convirtió, con 38 años y 20 días, en el goleador de mayor edad de la historia de la Copa Mundial de la FIFA cuando marcó ante Rumanía (en 1994 repetiría la hazaña). Unos días más tarde, en cuartos de final, el viejo "león" y sus compañeros de la selección de Camerún fueron derrotados in extremis por Inglaterra por 3-2, tras ir ganando 2-1 casi hasta el final. La gran exhibición de Camerún y el excelente rendimiento de Egipto no pasaron inadvertidos, y ambos países lograron que África pudiese enviar tres equipos, en lugar de dos, a la siguiente Copa Mundial, la de 1994.

Salvatore Schillaci, más conocido en su país como "Toto" y prácticamente un desconocido antes de que se iniciara el torneo, dirigió a un combinado italiano que, a pesar de hacer un fútbol vistoso, adolecía de falta de remate. Schillaci, de 25 años y enrolado en la disciplina del Juventus, mostró un estado de forma tan excepcional, marcando seis goles y acabando como máximo goleador del torneo, que casi metió él solo a Italia en semifinales. Sin embargo, una vez allí, los "azzurri" tuvieron que ir a los penales frente a Argentina, después de haber concedido únicamente dos goles en siete partidos.

El verdugo de Italia no fue otro que el portero argentino Sergio Goycochea, que entró en el equipo en sustitución de Nery Pumpido, tras una grave lesión de éste (una doble fractura de la tibia). Como último hombre de una sosa pero oportunista selección argentina, Goycochea demostró ser el elemento decisivo ante Brasil en octavos de final, en la tanda de penales frente a Yugoslavia en cuartos de final y, finalmente, una vez más ante Italia en semifinales.

Con todo, Goycochea no pudo hacer nada para detener un penal muy discutido que el árbitro mexicano concedió a Alemania en la final. Los alemanes, sin embargo, con sus victorias sobre Yugoslavia (4-1), Holanda (2-1), Checoslovaquia (1-0) e Inglaterra (1-1 al cumplirse el tiempo reglamentario y luego 4 penales a 3), fueron dignos campeones. Bajo la sabia dirección de Franz Beckenbauer, capitán del combinado germano de 1974, contaban entre sus filas con Matthaus, Brehme, Voller, Klinsmann, Kohler y Hassler, todos ellos jugadores de gran talento individual. Al conseguir su tercer título, Alemania pasó a ser, junto con Italia y Brasil, la nación más laureada del torneo.

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