Oliver Bierhoff nació en Karsruhe el 1 de mayo de 1968.
Empezó su carrera profesional en 1986, en las filas del Bayer Uerdingen. Del 88 al 90 jugó en el Hamburgo. Tras un breve paso por el Borussia Mönchengladbach, emigró a Austria en 1990 y fichó por el Salzburgo. Su buen hacer allí le llevó al Calcio, de la mano del Ascoli. Allí pasó cuatro años, tres de ellos en la Serie B. Del 95 al 98 destacó en las filas del Udinese y su buen nombre le llevó al Milan en el 98. Tras tres temporadas, se fue en 2002 al Monaco, pero a la temporada siguiente, volvió a Italia para retirarse en el Chievo. Con la selección jugó 70 partidos y metió 37 goles.
Sus títulos son una liga italiana con el Milan y la Eurocopa del 96.
Se retiró en 2003, en las filas del Chievo Verona. Tras pasar una temporada comentando partidos de Champions en el canal SAT 1, Bierhoff pasó a formar parte del equipo de Jürgen Klinsmann al frente de la selección alemana.
Su abuelo fue político: era el presidente del distrito de Düren, en Alemania.
En Alemania se dijo que fue la mujer del seleccionador alemán en el 96, Berti Vogts, la que aconsejó a su marido que llevara a Bierhoff a la Eurocopa. “Ya verás cómo te lo paga”, le dijo.
En el último Mundial, Bierhoff se vio implicado en la gran tangana (o tángana) que se montó en el Alemania-Argentina de cuartos de final. Tras acabar la tanda de penalties, que ganaron los teutones, jugadores de ambos equipos se liaron a golpes. Aunque Bierhoff, que estaba en el banquillo junto al resto de equipo técnico, dijo que sólo fue a separar, los argentinos le acusaron de meterse en la pelea. Bierhoff añadió después que “el temperamento de los argentinos es muy fuerte”.
Él fue el autor de los goles que le dieron a su país el título del Europeo de Naciones del 96, tras vencer a la República Checa en la final, que se disputó en el estadio de Wembley, en Londres.
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