La Stasi en el futbol
En efecto, la temida Stasi tenía organizado un complejo sistema de espionaje que se caracterizaba por la obsesión de controlar todos los estamentos de la sociedad de la RDA, con una red de espionaje que iba de “abajo a arriba” y en la que tu vecino, tus amigos e incluso tu esposa/o podría estar pasando información comprometida a la Seguridad de la RDA.
Esta red de espionaje interior buscaba disidentes políticos e intentaba evitar la huida de los llamados Republikflüchtlinge, los ciudadanos que escapaban a países del bloque capitalista, debido al terrible impacto que esto causaba sobre la planificada economía nacional.El fútbol también ha sido y sigue siendo protagonista de exilios y disidencias, y por supuesto no iba a quedarse al margen de las garras de la Stasi.
En su libro de investigación Erich Mielke, la Stasi y el cuero redondo, Hans Leske revela cuán grande y complejo llegó a ser este entramado perfectamente ilustrado y organizado por Erich Mielke: máximo dirigente de la Stasi y a su vez presidente de la organización deportiva de la policía y la agencia de seguridad de Alemania del Este, el Sportvereinigung Dynamo. En un discurso ante el resto de directivos de la asociación en 1979, Mielke afirmó: “Debemos seguir con mucha atención el comportamiento de nuestros deportistas para saber quiénes están con nosotros. Debe producirse la señal correspondiente a su justo tiempo cuando hay indicios de que alguien puede ser reclutado por el enemigo”.
Mielke también aprovechó su cargo para favorecer al equipo de sus amores, el Dynamo de Berlín, ayudándolo a conseguir diez títulos consecutivos de la Oberliga mediante partidos amañados, árbitros coaccionados y preferencia para conseguir los mejores fichajes. A la postre Ministro de Seguridad del Estado, era todo un especialista en purgas internas: ya en la Guerra Civil Española, fue enviado al campo de batalla por parte de Stalin. Allí, “mientras yo luchaba en el frente disparando a fascistas, él servía en la retaguardia, disparando a trotskistas y anarquistas”, según afirmaba Walter Janka, veterano de las Brigadas Internacionales.
A finales de los años setenta y principios de los ochenta la actividad de la llamada oficialmente “el ministerio de Seguridad Nacional” se intensificó ante los aires de cambio en otros países del bando comunista y el recrudecimiento de la Guerra Fría con la invasión soviética de Afganistán y la subida al poder de los conservadores Reagan y Tatcher en el bando occidental. En este contexto y para que las concentraciones de los equipos y los viajes al extranjero se convirtieran en caldo de cultivo de ideologías opuestas al régimen o exilio de jugadores, Heribert Schwan dirigió un plan para infiltrar espías en todos los estamentos de los equipos que jugaban la llamada Oberliga, la liga doméstica de la RDA.
La efectividad de esta medida superó cualquier expectativa. En el libro citado anteriormente, se explica como en el SG Dynamo Dresden más de la mitad del staff del equipo eran espías, incluyendo al fisioterapeuta, al entrenador y al médico. Estos eran conocidos por la Stasi con el nombre eufemístico de “trabajadores informales” (Inoffizielle Mitarbeiter) o IMs. Y según estudios al respecto, de los últimos doce años de historia del club en la Oberliga, 18 de sus 72 jugadores inscritos eran IMs registrados por la Stasi.
Esta logística dio sus frutos y uno de los casos más llamativos es el conocido como Müller-Kotte-Webber, precisamente en el seno del club mas invadido por la Stasi. Matthias Müller, Peter Kotte y Gerd Weber eran tres jugadores que destacaban en el Dynamo de Dresde y en la seleción nacional de la RDA. En 1981 y cuando se encontraban en el Aeropuerto de Dresden con su equipo para jugar en Argentina, los tres jugadores fueron detenidos ya que la red de espionaje había averiguado que Gerd Weber pensaba huir a la República Federal Alemana, donde ya había establecido contactos para fichar por el 1. FC Köln. Weber fue condenado a siete años y siete meses de prisión mientras su novia y otras personas implicadas en la trama también sufrieron pena de cárcel. Por su parte, Müller y Kotte se libraron de la cárcel pero por tener conocimiento de los planes de Weber, fueron suspendidos de por vida para disputar partidos en la Oberliga.
Los siete años y siete meses de condena se quedaron finalmente en once meses de prisión y Weber salió en libertad en diciembre de 1981. En una de estas ironías y paradojas de la vida, luego se supo que el mismo Gerd Weber había actuado de “Trabajador Informal” desde 1975, revelando a las autoridades comportamientos sospechosos de sus compañeros. Y es que en el mundo del espionaje, casi nada es lo que parece.
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